miércoles, 28 de diciembre de 2011

Recordando Proezas (III) Por Llanes y El Fitu

Aprovechando estos días sin moto, voy a recuperar otra pequeña aventura con la Van Van. Esta corresponde a un intento de comer bien en Llanes, que terminó por convertirse en una subida a ver la niebla en el alto de El Fito, con su correspondiente tertulia y buen humor.

Nueva entrega de la serie "Recordando proezas", escrita por Merucu y remasterizada por un servidor.

Tercer capítulo: Por Llanes y El Fitu, 19 de marzo de 2011

Otra semana con buen tiempo y las fuerzas vivas del foro siguen aduciendo compromisos de lo más variopinto para no salir de casa en moto. Que si ir a tierras cazurras a jugar al mus con el suegro, que si tengo la casa en reformas, que si voy a intentar poneme tiernu con la parienta por la mañana para variar...

Menos mal que queda gente seria.

Tras la experiencia en Luarca, decidimos tirar para el otro extremo de la provincia y ver qué tal fartábamos en Llanes, esa tierra donde en verano no hay más que madrileños vestidos de explorador y bebiendo sidra en vasinos como si fuera un Protos.

La novedad de la jornada es que íbamos a ir con Pistón, hombrecillo poseedor de una Yamaha TW que, si no prima carnal, prima segunda de la Van Van sí que es.

Quedamos con pistón entre la Villa y Colunga debido a que los teléfonos se apagan cuando uno no se entera, pero vamos que en nada estábamos en Lastres tomando un desayuno hipocalórico en una churrería vegana:




Vemos aquí las vistas del establecimiento. Quiero detenerme en uno de los secretos que hacen que los viajes en Van Van, aunque estén pasados por agua, cucho, frío o dolor, sean una delicia. No es otro que un complemento vitamínico rico en fibra que Fran y aquí el que teclea no dejan de ingerir cada 2 horas máximo. ¿Que qué es? Pese a estar aún en trámite la esponsorización, vamos a adelantar en primicia el nuevo producto milagro:



Ohj, vaya parida, pensarás. Pues mira, si piensas eso cierra la pestaña del navegador y ponte a trabayar y deja de ofender de pensamiento, faltosu/a. Para aquellos realmente interesados, quiero que seáis conscientes de la cantidad de ventajas que aporta una Miau para un viajero itinerante en busca de farturas y aventura, a saber:

1. La deshidratación. No existe. Quizir, si se ingiere no hay síndrome de la boca-seca ni sus incómodas secuelas.

2. Eliminicación de toxinas. A ver si te crees que aunque lleves un casco de 300 pepinos no estás siendo atacado por productos per-tóxicos provenientes de escapes, quemas controladas de lugareños amigos del mechero... Dependiendo de la masa corporal del individuo y de su resistencia al influjo de las 5 estrellas, acabará vaciando el tanque en el urinario más cercano. Toxinas fuera; y quién sabe si una vez en el aseo y al ver de reojo el trono, no aprovechas para liberar a Mandela y de paso aligerar la Van Van en 2 kilos.

3. La soledad. Como lo oyes y soy testigo vivo de ello. El otro día en el puerto de Gijón con Fran a mi vera, y únicamente gracias a portar una cerveza de estas, me vi abordado por un Peugeot 206 rosa con dos canis asín rollo las Grecas pero actualizao. Muy raciales y en edad de merecer. La verdad es que me preguntaron que si era Juan y dije que sí. Gritaron como locas y con ojos golosinos. Me conocéis, y pese a tener percha, así de lejos no ye pa que paren dos feromónicas. Efectivamente, la Miau.

Bueno, que me diluyo. Que estamos hablando de viajes, no de coches con muyeres. Total, que tras conocer a Pistón, gente muy sana pero con esa mirada perdida en la montaña que aventura pates salpicaes de barrurcio en breve, tiramos pa Llanes.

En general el viaje no tuvo mayores sobresaltos, si exceptuamos el tramo llegando a Ribadesella en que Fran, poseído por el espíritu de JJ Cobas, hizo que tirara como una mala bestia. Daba miedo velu tumbar. Eso y que al ver una mierda charcu pegó una frenada que casi hace que acabara dentro del cofre ese que gasta. Pero vamos, las estrellas de rock somos así. Además y como ya comentaremos en otra ocasión: nunca pasa nada.

En Llanes estaba nublao y tras vagar sorteando calles en obras (cómo se nota que llegan las municipales amigos), aparcamos. Para comer recurrimos a la chorboagenda de Pistón que nos llevó a una prometedora y céntrica sidrería que no citaré para evitar más litigios.

El sitio tenía mimbres, pero tardaron tres cuartos de hora en sentarnos y otra media en traer algo para morder. A esas alturas comíamos serrín. Camareros que hablaban raro con corte de pelo estilo Polígono de Porceyo y que precisaban de salvoconductos intermedios pa traer un poco pan, hicieron que al final, gracias al vino con casera, aquello pareciera el parnaso de los tortos.

Conocimos al campeón de España de 1953 de motociclismo (va en serio), que tras echarnos una arenga política nos confesó (mientras encendía un Farias king-size), que tenía unos muelles por un infarto y que la moto lo era todo en su vida. Razón de más pa sacala los fines de semana, margaritos.

Fran porque ta pedíu ya, pero tuvo chance con dos lugareñas, que si bien no eran pa poner en la portada de la carpeta, oye, quizir  ;D Vamos, que con la Dainese esa ta arrebatador, amigas.




Cuando acabamos, que debía de ser casi hora merendar, tiramos de camino a Colunga pero pasando por Arriondas y subiendo al Fito. Pero las vistas se redujeron a algo como esto:




Tras vanagloriarnos de tanta curva negociada sin caer al barranquillo, tiramos para casa. Dejamos a Pistón en su Colunga del alma y nosotros acabamos tras un ratín en un chigre para ver al Barcelona. Acabamos tomando la última dosis de 5 estrellas para coronar con dos Bifiters. Estarás pensando que no hacemos más que chumar, ¿no? Nada más lejos de la realidad, faltosín. De nuevo hay un trasfondo bio-ético. No sé qué coño postura gastamos en la moto, pero tras 200 km nos duele donde la paletilla, véase omóplato izquierdo. Y no creo que sea por la pila caballos que tiene la Van Van, pero tanto desembragar acaba dejando secuelas.

Total que en no sé qué foro me dijo Fran que con dos cacharros, una enzima que no sé qué, pero vamos que la espalda no duele más. Oye, fíu, mano de santo. Ni la espalda, ni nada.

Para que luego digan que el alcohol no trae nada bueno o que no se aprende nada en moto.

Por lo pronto que conocimos a Pistón que es un crack de esto de rodar y fartar.

¡Que vos preste!

sábado, 10 de diciembre de 2011

Recordando proezas (II) Percebes en Luarca

Seguimos con la serie "Recordando proezas". Esta vez rememoramos los buenos momentos vividos en la ruta hasta Luarca el pasado mes de marzo. Fue, y seguirá siendo durante mucho tiempo, uno de los días más divertidos que he pasado en moto. Nos juntamos Manzindani, Merucu y el que suscribe sin rumbo establecido, lo que parece haber sido una buena idea, visto el resultado final.

Sin más dilación, os dejo con el segundo capítulo, escrito por Merucu y remasterizado por un servidor.

Segundo capítulo: Percebes en Luarca, 5 de marzo de 2011

Otro sábado que me levanto y, con la legaña aún cristalizada, me entero de la hora de quedar y procedo a desparasitarme convenientemente para el evento.

Sorprendiome que llegara el primero, porque cuando se queda en Foro, raro es que Dani no esté allí cuando tú llegues, o bien apretando unas tuercas o bien haciendo el pino-puente, pero vamos, que llegas el último o el penúltimo siempre.

Pues no, llego y no hay nadie. ¿Casualidad, serendipia? Sopesé que hubiera sido víctima de un cambio horario, pero una vez ajustada la hora con el gasolineru, me puse a esperar.

Una vez reagrupados surgió el tema del destino y decidimos arrancar a Cudillero. Pasamos Candás, Luanco, Avilés, Piedras Blancas y claro, somos paisanos y como paisanos que llevan un ratín en moto paramos a tomar el vermú. El chigre de carretera era de estos que ponen pinchos con palillo y que confían en el consumo responsable por parte de los chigristas. Pero os voy a decir una cosa, si en vez de cuatro pinchos de jamón, la bandeja llega a tener 30, iban a tener que marchar al Alimerka a por otra paletilla. Qué fame por diox...






A partir de ahí curvas y más curvas. Tiene gracia la cosa, pero la carretera de la costa, aquella que de guajes era una agonía (vease gomitonas en el coche, mareos, maldiciones de padre agitando el brazo y cascandote una ostieja sin volver la cabeza...), ahora a lomos de una moto es de lo más divertido.

A esto añádele que no había absolutamente nadie por la carretera, ya que los que van con prisa optan por la autovía. Total, que bajamos a Cudillero y como era pronto, decidimos seguir por la costa hasta las dos y algo que pararíamos a comer.

Y de pronto vimos a mano derecha la playa de la Cueva:

"Protegida al este por la impactante franja cuarcítica del cabo Busto, en la desembocadura del Canero (o Esva) se presenta la playa de Cueva, inmediata al pueblo de igual nombre. "

Vamos, que fue ver piedres, arena, un regatu y tardamos poco en tiranos abajo:


Mirad qué percha gasta Fran, con esa mirada a lo Mitch Bucanan controlando la playa. Pa cagase.

Al poco, Dani ya le veía posibilidades a la zona y tirose cuesta abajo a ver qué tal funcionaba el cubre cárter con los cantos rodados.


No recuerdo exactamente la escena pero no se puede negar que la imitación de Napoleón tomando la playa de Golfe-Juan es de lo más lograda.




Otra muestra de que es necesario parar cada hora y poco a tomar algo que si no, aparecen muestras claras de somnoliencia y fatiga. Probe Fran, mirar oh, como se le ve cara de tar pensando en un bugre...



Y cómo no, la ya clásica fotografía de los transtornados posando contra una mini-cámara con temporizador. Superándose cada vez en nivel de chorrez y saber estar. Sobran más comentarios.


Una cosa queda clara: andar empujando las motos por la grava esa, casi hace que tengamos flato. Una de dos, o nuestro fondo físico está al nivel de los Juegos Gerontológicos de Sobrescobio o la VanVan pesa.

En breve aterrizamos en Luarca-sur-mer y seguimos la intuición del Roxu de moda para recalar en un mesón marinero donde nos apretamos sendos menuses compuestos por orgía marina y fastos cárnicos. Y como sé que esto da envidia a los que marcharon a ver margaritos a Cantabria o navajas a Toledo, salibad ahora, malditos:



Ahí está. Un culé, un simpático lugareño mediterráneo que tras superar unos instantes de duda, se avalanza sobre su cuartu kilo de percebe sin rechistar. Posiblemente tengamos un plusmarquista de apertura e ingesta de percebes en bruto. Hay que ver qué marcha agarró el condenao.

Esto ni es modo macro, ni está atrezao, ni retocao. Había percebes que daba hasta pena el estrangulalos pa quitayos la coraza de lo que gritaban. Frescos, fresquísimos oiga.



Tras una sobremesa interrumpida por unos calderos de arroz con leche y viendo que refrescaba un poco decidimos arrancar hacia casa, no sin antes hacer una paradinha a hacer unas fotos, cambiar la cámara de Fran al manillar de Dani y demás:



Si es que la cámara nos adora...


De vuelta y en las cercanías de Cudillero, equivoqueme y nos vimos bajando a un puerto pelín extraño cerca de Cabo Vidio. Con sus señales pa meter miedo, su túnel para que 3 taraos como nosotros estuvieramos dándole patrás y palante...


Aquí tenemos a Dani cual Darl Hannah en 1,2,3 splash pero en versión motera. Apréciese que a pesar de ser del frente barrurcio, mira de reojo a la marejadilla no vaya a ser que tenga que venir a sacalu el heli-mer.

Aquí ya, la toma buena, con mucha más emoción.


Después ya del tirón hasta Luanco, donde paramos a tomar unos chismes con una brisa fresca que aderezado con el dolor de ingle, hacía que tuviéramos más gana de llegar a casa que otra cosa.

Lo dicho, lo pasamos de traca.


¡Que vos preste!

viernes, 9 de diciembre de 2011

Haciendo amigos

Como es habitual, mi poder de convocatoria tiende a nulo. Esta vez sólo acudió al evento Kris-Xixón, de www.motoclubasturias.com . Se presentó con una verde y reluciente Kawasaki Ninja 250, mercada hace un par de semanas.

Presentaciones de rigor hechas, nos ponemos de acuerdo para la ruta y decidimos ir hasta Villaviciosa por la autovía para que la feliz propietaria de la Kawa fuese cogiendo confianza. En la Villa ya tomamos carretera convencional hasta Lastres, donde paramos en El Mirador a tomar un cafetín y disfrutar del solete que asomaba de vez en cuando entre las nubes. Hablamos de motos, echamos unos cigarrinos y empezamos a arreglar el mundo... vamos, lo normal.


Lastres:


La alemana y la japonesa. Si llega a aparecer una italiana, invadimos Polonia:


Después del café, rumbo a Ribadesella. Carretera chulísima para la moto, pero con pocos tramos donde poder adelantar. Se nos coló un camión y lo tuvimos que tragar bastante tiempo, por lo que no pudimos gozar de las curvas como era preceptivo. Tampoco importó mucho. Llegamos a Ribadesella sin más novedad y nos apretamos un vermú y una cervecina. Seguimos echando cigarros, hablando de motos y terminamos de arreglar el mundo. Al marchar, le puse la muleta a la compañera a ver si se animaba con El Fito, que estaba ahí al lado, pero rehuyó prometiendo que con unos cuantos kilómetros más se animaría sin miramientos.



La vuelta fue más de lo mismo, con un ritmo un poco mayor, sin tráfico. El vermú hizo efecto en el menudo cuerpo de Kris y se notaba que las curvas ya empezaban a ser más sencillas y que los nervios estaban un poco más templados. Al llegar a Gijón, un "bye bye" y "hay que repetir".
 
 
No hubo tiempo para más, amigos. De estas, que haya muchas. Gracias por la compañía, Kris, un placer haberte conocido.

¡Que vos preste!

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Leitariegos y Somiedo

Hace un par de semanas, el compañero Merucu y yo, íbamos a colocar otra muesca en nuestro bastidor subiendo Leitariegos. Pues bien, el que suscribe agarró un pedal curioso la noche antes y acabó despertando a la hora de comer; ruta abortada y seguramente se acordaría de algún familiar mío más o menos cercano. Esta mañana, aprovechando el acueducto, me comporté y a las 10 o'clock estaba listo para el paseo. Nos salió una ruta más o menos como esta http://g.co/maps/a7pr9

No nos gusta lo de andar por autovías, pero menos gracia nos hace madrugar, así que no nos quedó otra opción que ganar tiempo por ellas. Enfilamos la AS-II y el frío mañanero nos hacía pingar el mocu a chorru. En Oviedo ya nos metimos por la nacional hasta Grao. Allí paramos en el primer chigre que había, atendido por una señora algo malencarada y una joven que justificaba por sí sola la presencia de media docena de cabestros sesenteros babeando sobre la barra. Es probable que ésto también justificase el gesto huraño de la señora. Necesitábamos un cafetín caliente y, en mi caso, también un pinchu de pollo (sabrá Dios qué día frieron la pechuga).

Con el cuerpo ya templado, arreamos hacia Cornellana por La Cabruñana sin nada reseñable, excepto que el asfalto estaba húmedo en algunas curvas y que nos cruzamos con una caravana de cinco o seis Patrol de la Benemérita. La visión acojonaba un poco, la verdad; con menos medios, Tejero montó un xareu del carajo en el '81.

Hasta Cangas del Narcea nada nuevo. Carretera tranquila, algún camión estorbando y poco más. El sol empezaba a calentar el ambiente y ayudaba a disfrutar del viaje.

Comenzamos a subir Leitariegos, virgen para nosotros en cuanto a pasarlo en moto. Los primeros kilómetros son bastante sombríos, por lo que la helada de la noche se dejaba ver aún en los praos y la carretera estaba muy húmeda. Había que tener mucho cuidadín al tumbar en las curvas. Cuando llegamos a la zona soleada, el panorama cambió y disfrutamos de una carretera preciosa para las dos ruedas. En la cima, parada obligada. Una meadita, un cigarrín y fotos a retorcer. Nos recreamos sacando partido al iPhone 4 y al Galaxy S2 y quedaron unas fotos bastante chulas. Os dejo unas pocas:

Con Instagram del iPhone

Modo animación del Galaxy:

Con el programa Paper Camera:


La bajada hasta Caboalles fue como la subida: buena carretera, bonitas vistas y alguna curva húmeda que había que negociar con respeto. Llegamos a Villablino a la hora de comer. Normalmente nos hubiéramos dirigido a ponernos ciegos en el Royvi (otro día hablo del sitio, que merece la pena), pero iba a ser la tercera vez en cosa de tres meses y decidimos probar suerte con el rancho de otro local de Villablino. Acabamos en el Kelti, que es una cervecería / chigre / comedero bastante agradable, tranquilo y con una decoración que anima a pasar el tiempo dentro. Ya lo había probado otra vez en plan tapeo y tenía un buen recuerdo. La chica nos ofreció directamente el menú, así que a eso le dimos. Entre los muchos platos que nos ofreció, elegimos unas ensaladas, lomo adobado y filete. Con postre, cerveza, café y pan, 8 euros por barba. Hay que decir que no fue una maravilla (más bien regulero), pero salió baratito.

Fartucos, comenzamos la vuelta a casa. Cogimos Somiedo desde La Vega de los Viejos. Subida corta pero preciosa. Los primeros kilómetros estaban salpicados con muchos argayos, en varias curvas aparecían piedras sueltas sin previo aviso (qué menos que una baliza roja, hombre). De  nuevo en la cima, otro puñao de fotos:



Otra vez la bajada del puerto fue puñetera por la humedad del asfalto. Las primeras curvas estaban realmente peligrosas. A mitad de puerto la cosa mejoró y nos empezamos a gustar hasta que llegamos a la altura de otro Patrol de los verdes que hacía cosas realmente extrañas. Al final nos dio paso casi llegando a Somiedo y empezó la fiesta. La carretera desde Pola hasta Belmonte es, para el que no la conozca, es-pec-ta-cu-lar. El asfalto está divino de la muerte, es muy ancha y además no hay casi tráfico. La pasamos en un plis y en un plas estábamos subiendo de nuevo La Cabruñana. Arriba paramos a evacuar aguas menores y aprovechamos para tomar un café en el chigrucio que hay en el alto. Metía mieu pola cabeza. Antes de seguir camino, volvimos a recrearnos con las fotos y salieron cosas tan... tan... bueno, juzguen ustedes mismos:








Nada más que contar. Después de pasar Grao cogimos la autovía para acortar, que ya se hacía de noche y teníamos algo de prisa. En casa de nuevo con cara de satisfacción y esperando poder repetir otra ruta cuanto antes.

¡Que vos preste!

sábado, 12 de noviembre de 2011

Fartura sangrienta en León. ¿Un día cualquiera?

Pues no. No fue un día más. Los sucesos acaecidos demuestran que la motofartura sabadiega no se va a olvidar fácilmente. Vayamos por partes.

La mañana comenzó como casi todas la demás: tras una semana de anuncio del evento entre conocidos, sólo se presentan los dos de siempre: Merucu, a bordo de la Van Van negra con escape del demonio, y un servidor, con la gesita.

Tras unos kilómetros de autopista y algo de frío, pasamos a León por Pajares, con unos cuantos domingueros que *#!!%"@. Muchísimo viento en las últimas curvas con rachas que si te descuidabas, te echaban al suelo.



Continuamos sin más problemas y delante de la gasolinera de La Robla nos econtramos con guardias civiles,  un amasijo de hierros y una farola en el suelo; parece ser que hubo tres heridos, esperemos que no pase de ahí.

Llegada a León, solete, día muy agradable. Tiramos las motos en una esquina y derechos a por un par de cañas. Teníamos ganas de volver a comer el pincho de codillo de la Taberna de Flandes (Calle El Cid nº4) y, por supuesto, volvimos a chupar hasta el plato. Quien no conozca este local se pierde un bar con mucho encanto, pequeño (y siempre lleno), con jarras de cerveza por el techo, regentado por dos hermanos (Luis y Carlos), a cual más peculiar. Uno siempre lleva mandil, el otro siempre un guante negro y pajarita. Uno tiene cara de bueno, el otro, de malo. También dan comidas y cenas de chuparse los dedos, con materias primas de primera. Muy recomendable. Seguro que otro día vuelvo a hablar de este sitio.





Un rato después vemos una familia. Abuelos, hijos, nietos, carricoches...  Entre frases tipo "me le das", "te le doy", etc., advertimos una conversación padre-hija de once años:

- ¿Qué quieres, hija?
- Lo de siempre, papi.

La conversación cae en el olvido hasta un tiempo después, cuando veo que la cría tiene un vaso de cerveza en la mano. "Se lo está sujetando a alguien", pienso para mis adentros. Y la chiquitina le da un sorbo al vaso. "¡Coño con la guaja!". Otro sorbo más y nos percatamos de que no está bebiendo a escondidas, no, sólo está consumiendo "lo de siempre, papi". ¡La jodía se estaba apretando una caña! Queremos creer que toda la familia tenía plenas sus facultades mentales y la birra era sin alcohol, pero era cerveza, de eso no hay duda. Risas entre la familia, paz y amor.



Nos vamos, buscando ya la pitanza y pelín pedos, rumbo al mesón La Granja www.mesonlagranja.com, recomendado por un amigo. Si no conoces León, nunca acabarías allí, pero está a cinco minutos caminando de la catedral y así se van bajando las cervezas y pinchos previos. De primero, chopitos (buenísimos) y de segundo, un chuletón sin hueso por barba que daba miedo verlo. Reconozco que no fui capaz de acabarlo. Era enorme, muy sabroso, acompañado de dos fuentes de patatas que eran para haber repetido de nuevo. Con cervezas, café y chupito, 58 euros (los dos). A destacar que la cerveza la sirven en unas jarras blancas congeladas que mantuvieron la temperatura  hasta el úlltimo trago. Muy recomendable.






Salimos de allí medio muertos, pero satisfechos. Es una fartura de esas que te apretas en tu casa y no te levanta del sofá ni dios hasta las ocho la tarde. El paseín hasta las motos nos vino de fábula para despejar. Sin más dilación, en marcha para casa, de nuevo por Pajares.


Si lo de la cría de once años ya fue de traca, lo que pasó Entre Pola de Gordón y Villamanín es para flipar. Subiendo, a 100 km/h aproximadamente, veo que un objeto volador no identificado intenta atravesar la carretera desde mi derecha. Me parecía demasiado grande para ser un insecto. No ví salir al OVNI por la izquierda. Reduje velocidad, me asomo por encima del manillar y veo que tengo algo alojado en el pico de pato de mi BMW. Paramos y escalofrío. ¡Era un paxarín! Me acababa de cargar un pájaro minúsculo. Era guapísimo (desconocemos la especie). Lo más extraño de todo es que no rebotó. El prubín quedo enganchado por el pico en el borde del guardabarros. RIP. Por si alguien es impresionable, no pongo directamente las imágenes del suceso, dejo los enlaces a las fotos que hizo Merucu http://instagr.am/p/T1HKo/    http://instagr.am/p/T1HLY/. Menos mal que no me lo tragué con el casco, porque del susto tengo miedo que me hubiera pegao un piñazo.

Sin más novedad, nos plantamos en Mieres a tomarnos un cafetín, porque un servidor venía orinándose un poco. Resulta que acabamos en un bar regentado por un cartógrafo. En lo que duró el café nos contó toda su vida. "...suañaba algún borrachu, con ser vinateru...", que cantaban Los Berrones.

Y la jornada no dio para más, que ya fue bastante.

¡Que vos preste!

jueves, 3 de noviembre de 2011

Recordando proezas (I) Subida a Cotobello

El otro día, hablando con un compañero de motofarturas, gin-tonics y otras alegrías, pensamos que sería recomendable rescatar del foro de la Suzuki Van Van (www.suzukivanvanmotoclub.com), las crónicas de las grandes aventuras vividas con la culona de 125. En algunos casos, son aventuras con mayúsculas; en otros, simplemente que el compañero es un maestro del teclado querty, y merece la pena que todo el mundo se pueda echar unas risas.

Inauguramos, pues, la serie "Recordando proezas", escrita por Merucu (http://demealgo.blogspot.com/) y remasterizada por un servidor.

Primer capítulo: Subida a Cotobello, 15 de enero de 2011

No suelo hacer de voz en off, pero qué coimes...

Esta vez la manada asturcelta no ha acudido en masa a la llamada, pero sí tres de los más trastornados elementos del octavo de litro; a saber: Roxu, Jutiel y un servidor el merucu-merecu.
La ruta no estaba en un principio bien definida, así que decidimos acordar destino en las inmediaciones de Oviedo donde íbamos a encontrarnos con Jutiel. ¡Ay, amigos! La AS-II tiene dos cosas: pocos coches y, en estas primeras semanas de enero, una brisa-sirocco que da gloria. Al llegar a la Corredoria, El Roxu y el que narra notamos un repliegue de un 30% de la bolsa escrotal hacia la caverna inguinal. Jutiel se regodeaba en sus adentros bien protegidico por su pantalla y unos puños calefactables cortesía de la resaca navideña.


Decidimos visitar la cima de Coto Bello que había quedado pendiente del verano pasado. El clima genial, valle del Nalón a la sombra, túneles y de nuevo una brisa-calima que hizo que llegáramos a Moreda con los ojos colgando, los dedos rígidos y una merma escrotal ya de un 40%. Decidimos tomar un refrigerio consistente en cafe-au-lait con hielo y arrancamos hacia las faldas de Cotobello.


Tras ignorar los consejos de los lugareños que alertaban sobre pavimentos más o menos deslizantes, nos vimos inmersos en unas curvas sombrías que tenían como azucar-glass así espolvoreaico por encima. Tras ver que nos íbamos de la rueda trasera con alegría y poco arte (a algunos todavía nos dura el susto) decidimos hacer el ascenso con muuuuuucha calma.


Pero, vamos, mereció la pena. Y como muestra de ello, unas simpáticas y entrañables instantáneas:





Tras hacer un poco la mona por la zona, (embrozando las motos hablando claro) decidimos bajar al valle otra vez. Jutiel, por compromisos adquiridos, arrancó para casa (esperemos que ya haya llegado que no tenemos constancia de ello) y el Roxu y aquí el que comenta fuimos a Felechosa-sur-mer a hacer una ingesta apropiada a los fríos que estábamos pasando. Quiero señalar que a la llegada al chigre la reducción de las gónadas alcanzaba un preocupante 70%).


Tras sendos menuses arrancamos hacia Gijón desviándonos en Cabañaquinta por el alto de la Collaona-Pola Laviana-Langreo-Alto de la Madera. Y madera lo que es madera había, en el alto estaban los entrañables agentes de la guardia civil de tráfico, dando paseos con sus BMW's y otros jugando con el radar de la PS3. Unas Mahous en Gijón y unas arengas previas al partido del Sporting, dieron por finalizada esta primera motofartura del 2011.


CONCLUSIONES
1. No ir por la sombra en estos días.
2. Llevar marianos o en su defecto mallas de Batman conectadas al tubo de escape.
3. Para tener éxito de convocatoria, no hablar de motos, montes o caleyas, comentar el menú sin omitir detalle de grasa, carnona y postre.
Vamos, que lo pasamos bien.

¡Que vos preste!

martes, 1 de noviembre de 2011

Un paseo por Tazones

- ¡Se lo lleva el agua! ¡Se lo lleva!

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- Como no venga pronto el dueño...
- ¡A quién se le ocurre aparcar ahí! Si sigue subiendo la marea, queda sin coche.
- Tará n'algún chigre y nun s'acuerda onde aparcó.

Con esto me econtré el domingo por la tarde al llegar a Tazones, (Villaviciosa). Fue el entretenimiento de lugareños y foriatos durante un buen rato, esperando, con morbo, que la marea subiese aún más para arrastrar al utilitario al fondo del mar. Minutos de incertidumbre y por fin llegaron los dueños, con cara de tar fartucos. Los espectadores aplaudieron la llegada del chófer, pero sus caras decían "joputa, nos jodiste el entretenimiento, la anécdota y la grabación pa'l Youtube".

Pues esto ocurrió la tarde del pasado domingo, primer día postcambio horario. Me puse en marcha hacia las cuatro de la tarde con la churri de paquete, desde Gijón. Sabedor de que me reñiría en cada curva, atajé unos kilómetros por la autovía, hasta salir por Arroes. Las primeras rectas, bien, además despacio porque había algo de tráfico delante. En cuanto llegamos a la primera curva, empezaba a escuchar "grititos". Ni caso. Luego empezaron las palmaditas en la patuca. Después más gritos, más palmaditas. Total, que antes de que se desquiciara acabé pasando muchas curvas a 40. Ayssss, qué muyer, si no fuese por los mimos que me da...

Mientras el coche agonizaba a la espera de su propietario, nos dimos una vuelta por el pueblo que, según parece, fue el primero que pisó Carlos I a su llegada a España. La efeméride se celebra ahora cada año en agosto, en las fiestas de San Roque. Un par de años después, por el buen trato recibido, Carlos I concedió sus armas al concejo de Villaviciosa, por eso su escudo es tan "imperial".

Unas fotos para amenizar el paseo:

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Ya con la noche encima, nos acercamos hasta el faro, al que se llega por una carreteruca entre casinas y que está llena de cucho. Allí había un par de motos que ya había visto pasar por Tazones. Una de ellas, una Royal Enfield, preciosa, que me quedé fisgando y babeando buen un rato.

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Y a eso de las siete menos algo, vuelta a casa, pero con intención de volver otro día, con más tiempo, a darnos un buen homenaje gastronómico, porque el sitio lo merece.

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Un saludín. ¡Que vos preste!

martes, 25 de octubre de 2011

Estrenando montura (y blog)

Venga, pues a ver lo que duro comentando lo que hago en moto.

Hace algo más de una semana cambié mi querida Suzuki Van Van por la BMW G650GS de 2011, buscando algo más de chicha en subidas y adelantamientos. La Van Van quizá sea la moto más bonita del mundo, pero sus 11 cv se quedaban cortos para viajes más o menos largos, para adelantar, para ir con paquete, para subir un puerto... Fue una moto que me enseñó a ir sobre dos ruedas y empezar a disfrutar de este mundo, a veces canalla, siempre divertido. Liada la manta a la cabeza, me hice con la citada BMW y el pasado sábado me curré una ruta de Gijón a Ibias ida y vuelta para rematar los kilómetros que me faltaban para completar el rodaje, sin pisar un solo metro de autopista.

Salió una cosa tal que así:


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Fue una mañana soleada y fresquita, perfecta para andar en moto. La carretera hasta Cangas del Narcea no tiene mucho misterio ni complicación. Buen asfalto, buenas rectas, curvas fáciles y poco tráfico. Por el poco tiempo que tenía no hice parada alguna hasta San Antolín. De haberlo hecho, hubiera sido pa fartucar. Las dos mejores opciones, sin salirse de la carretera, son "Las Mestas", en Oviñana (Belmonte de Miranda) y Pertierra, en Soto de la Barca (Tineo). Buenos menús, buenas cartas y precios bastante económicos. ¡Ojo! Pertierra cierra los sábados pa folgar.

Desde Cangas la carretera se hace mucho más divertida. Elijo el Pozo de las Mujeres Muertas para llegar a San Antolín. Carretera arreglada hace relativamente poco tiempo, con curvas, ancha y pendiente fuerte sólo en los últimos kilómetros. En esta época hay que tener cuidado con las hojas y oricios de los castaños, que van salpicando el asfalto y puede darnos algún susto. También hay que tener en cuenta que los argayos son frecuentes, así que ojito, casi siempre se encuentran piedras sueltas.

En la cima me encuentro con esto:

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Un rebaño inmenso de cabras que subían por el Valledor (por desgracia, recién quemado) con media docena de perros que me miran mal, muy mal. Procuro pasar desapercibido y sigo camino. El descenso, con calma, disfrutando del paisaje.

En San Antolín echo caldo a la burra en lo que ahora ye una gasolinera-chigre-discoteca. Sí, sí, nueva variante. Sobre todo en verano, abre hasta altas horas con pachangueo y decibelios, billar, futbolín y cacharros a 4 euros. Ye pa vivilo.

Subo a Boiro, a ver mi casa, saludo a los vecinos, pruebo el buen embutido que me ofrecen y salgo volando para Gijón de nuevo. Esta vez, por el Connio. Una de esas carreteras infames que de crío te hace echar la papilla en cada curva, que te metía (y mete) miedo cada vez que te cruzabas con alguien, pero que ahora deseas volver a pasarlas, en moto, marcando el ritmo, disfrutando, sintiendo el "clanc" continuo de la caja de cambios y gozando el empuje del motor. La carretera cruza por la Reserva Natural de la Biosfera de Muniellos, el mayor robledal de europa y refugio de osos pardos, rebecos, jabalís, urogallos... A veces hay ocasión de ver animales desde la propia carretera, incluso sobre el asfalto, por eso recomiendo ir despacio, procurando no hacer demasiado ruido, disfrutando del paisaje, que ya quedan pocos así. Cuidado, de nuevo, con las hojas y los oricios, que aquí hay curvas totalmente tapadas. Ojito, también, al mal estado del asfalto en muchos puntos. El invierno no perdona por esta zona, además de ser una carretera en desuso desde que se reabrió el Pozo.

Arriba, foto obligada:

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La vuelta, por la misma carretera que la ida, no tuvo más que comentar, salvo por la salvajada de mosquitos que me tragué. Enormes. Se cogían a puñaos. Tuve que parar dos veces a limpiar un poco la pantalla del casco.

Y nada más, unos 360 kilómetros después solo quedan las ganas de repetir cuanto antes.

Alguna foto más, aquí http://flic.kr/s/aHsjwusMPv

Para ser la primera entrada, creo que ha salido un buen pegote. ¡Un saludín!