martes, 6 de enero de 2015

Sol de invierno, ¡vaya cutu!

¡Cómo nos engaña el Astro Rey! ¡Y nosotros que nos dejamos engañar!

Está claro que estos días de sol no son gratis. Te levantas por la mañana con un sol enorme, prestosu, calentino... Hasta que asomas el focicu por la ventana, claro. Ya se sabe, escarabaya, pinga el mocu... Pero tenemos mono de moto. Somos conscientes de que la xelá de por la noche nos la vamos a comer nada más arrancar, pero nos autosugestionamos diciendo que ese sol tiene que calentar, que no está tan frío. Los cojones.

El día 31 de diciembre nos presentamos Dani, las motos y un servidor en la ya tradicional despedida del año motero en el Fitu, que junta un buen puñao de motos a los pies de su mirador para brindar y dar un poco la lengua. El termómetro de la moto no auguraba calor precisamente. Salir del garaje con tres grados ya hace presagiar que no va a ser un agradable paseo y que hay que proteger bien la huevera si no queremos quedarnos sin ella. Sigues mirando la pantalla y aquello no deja de bajar, hasta llegar a ver los tres y pico bajo cero en algunos tramos. Paramos por el camino unas cuantas veces a meter las manos de Dani en el motor de la Van Van, se le congelaban los dedos.

Arriba, calor y cuatro gatos. Entre ellos, Piki, con el que hicimos el recorrido de vuelta pa Gijón después de un pinchu, una birra y unas risas en Arriondas.

Lo dicho, cuatro gatos :)
Parlamentando con Piki
Vistas desde el Fitu. Gracias, Dani, por las fotos.

Y con tanto frío se te quitan las ganas de volver a coger la moto en una temporada, claro. Pues los cojones, otra vez.

Hoy, después del café mañanero, me propuse ir en busca del trío de oriente, que se olvidó de pasar por casa un año más. Enfoqué hacia San Isidro, a ver si los camellos se habían congelao por allí, pero ni rastro. Solo encontré a los chicos de verde sacando fotos, que de puta casualidad no me regalaron nada.

Parada en La Raya para calentar un poco con el segundo café del día. Poca nieve y mucha sal en la carretera. Subida bastante divertida. Primeros síntomas de congelación en las gónadas.

Y luego hasta Boñar. La bajada fue un poco más puta. La sal ya no fue tan efectiva como en la vertiente asturiana y muchas curvas cercanas al embalse del Porma tienen un cote de hielo que te va guiñando el ojo cuando las negocias. Otro café. Los dedos de las manos se quieren morir. Ni paro a sacar fotos por no quitarme los guantes. La gente te mira raro; sus ojos dicen "el gilipollas de la moto con el moco pingando".

Pajares

Sal como pa una boda

Vaaamosss, esa cafeína que se note. Mejora un poco la temperatura y enseguida estoy atacando Pajares. Pero vuelven los fantasmas a partir de la Robla. Hielo cunetero. Pies insensibles. Manos muertas. Moco congelao. De lo otro ni hablo... Cuarto café del día en el puerto y me tiro hacia Campomanes... A estas alturas ya no se siente frío. Total, nadie me oye quejarme.

Gijón me recibe con unos agradable trece grados. Quito la sal de la moto y a comer.

- ¡Hola! Ya estoy aquí.
- ¿Se te quitarían las ganas ya de pasar frío en moto, no?
- ¡Los cojones!

Ale, ¡que vos preste!