lunes, 22 de septiembre de 2014

Siempre hay que volver a Ibias

Si hace cinco años alguien me dice que me iban a gustar las motos e incluso iba a tener varias, me hubiera reído en su careto. Pero aquí me hallo, con el veneno de las dos ruedas metido hasta el tuétano.

Este fin de semana tocaba rodar camino de Ibias. El Pozo de las Mujeres Muertas es mi circuito favorito y el viernes, en la cima, ya casi de noche, me acordé de las decenas de veces que habré pasado por aquí, así que hoy toca hacer una pequeña retrospectiva. 

La Van Van en el Pozo, hace ya un puñao de años

La G650GS, aún en rodaje, cediendo el paso en el Pozo

La 800 Adventure, contemplando cómo se esconde el sol desde el Pozo.
Volver a Ibias es sinónimo de tranquilidad, descanso y naturaleza. Cerrado por montañas y malas carreteras por sus cuatro costados, este concejo hace que te olvides casi por completo de todo. Miras a un lado, a otro, respiras sin prisa. Incluso cuesta a veces encontrarse con gente. Y te despiertas por la mañana, abres la ventana y ves cosas como estas:

Amanecer en Ibias


Mar de nubes sobre el río Ibias


No todos los días son fiesta. Hay que volver a casa. Y qué mejor manera que decir adiós por otro tremendo puerto, aún más salvaje, el Connio.

Con la Van Van en el Connio

La G650GS en el Connio
La Adventure posando presumida en el Connio




¡Que vos preste!

martes, 9 de septiembre de 2014

La nueva compañera: BMW F800GS Adventure


Después de un parto harto complicado, por fin estrenamos moto. La pequeña GS se fue para Cáceres, a seguir galopando con un nuevo jinete. Alguien preguntaba que si no me daba pena deshacerme de ella... ¿pena? ¡¡Tú mira pa'hí, ho!!

Estrenando

El jueves pasado fue el paseo inaugural, a comenzar el rodaje, a hacerse a la bestia. Alrededor de cuarenta kilos y diez centímetros más de altura del asiento son para pensarse las cosas dos veces, pero una vez encaramado, gracias a que tengo más pates que un sacu andariques, la 800 se domina con el pijo. En marcha suelta la potencia de forma muy suave, sin sustos, pero con mucha mucha garra. El manillar se mueve con una soltura que parece de juguete. La pantalla protege una barbaridad. Sus dos cilindros retienen la moto como un puto paracaídas y casi no hay que tocar el freno. El asiento es mucho más confortable y el culo tarda muchos más kilómetros en cansarse. Las orejas que salen del falso depósito te envuelven las piernas y llegas al destino con apenas un par de mosquitos estampados en los pantalones. La postura, comodísima, te mantiene con la espalda recta y no cansas ni pa Dios. Por el tema del rodaje aún no la he pasado de 5.000 vueltas, pero para conducir dentro de los límites de velocidad no se necesita. Entre las 3.500 y las 5.000 el motor responde de modo inmediato y el sonido te dice que aún le queda mucho mango que retorcer. Llevamos ya 900 Km. juntos. De momento marca un consumo medio de 4,5 litros con maletas llenas, pequeños tramos de autovía, mucha carretera secundaria, un par de puertos, alrededor de 100 Km con pasajero y unos 50 Km. de ciudad. Con el primer depósito, la luz de reserva se iluminó a los 450 Km.


Alabada sea la moto, el viaje inaugural fue a Logroño. No os voy a contar mucho de la ida, pues es lo mismo que os conté hace un par de meses con la 650. Pero desde allí, la pasajera tenía que catar su nueva posición así que nos fuimos a visitar una bodega de la Rioja Alta. Escogimos la bodega Vivanco, en Briones. No confundir con los bailarines; los vinateros son gente mucho más seria. La visita a esta bodega, por 15 euros, consiste en un paseo guiado por sus instalaciones explicando paso a paso el proceso de elaboración de sus vinos junto a alguna curiosidad y te despachan con una copa de su reserva y otra de su blanco.

El viñedo desde la sala de catas

Con el precio de la visita tienes acceso al museo de la Cultura del Vino, que parece ser el mejor museo del mundo dedicado al adorado líquido. La exposición tiene de todo; antigua maquinaria, utensilios, esculturas, objetos milenarios relacionados con el vino de civilizaciones históricas, una inmensa colección de sacacorchos (algunos muy originales), y una pequeña pinacoteca de grandes artistas que es un auténtico lujo. Alguna foto, de poca calidad, porque la iluminación en la bodega y en el museo no es que sea muy buena:

Sacacorchos curiosos
Sorolla / Tàpies / Picasso

Picasso

Miró

Y llegó el lunes, día de Asturias. Había que volver a casa. En un bar de algún lugar del norte de Burgos encontré un par de noruegos que habían salido de casa a buscar tabaco en moto... No hablaban nada de español aunque entre los tres conseguimos entendernos a medias en inglés. Iban camino de Gijón, para coger el ferry un día indeterminado de esta semana. Me refrigeré en el bar mientras ellos se iban, pero los volví a encontrar unos kilómetros más adelante, en una gasolinera cercana a Puente Viesgo. Nos juntamos a echar un par de cigarros y hablar (por llamarlo de alguna manera) de motos. Finalmente, me pidieron que les guiara hasta Llanes por secundarias y con ellos me fui. Quisieron invitarme a una cerveza, pero ya se me hacía tarde y había peligro de liarme, así que nos despedimos, una foto de recuerdo y seguí camino.

Los noruegos en Llanes
Una visita rápida al Chiringuito de Arriondas y el paseo hasta Gijón dieron por concluido el viaje inaugural de la Adventure. Habrá, espero, muchos más.

¡Que vos preste!