martes, 25 de octubre de 2011

Estrenando montura (y blog)

Venga, pues a ver lo que duro comentando lo que hago en moto.

Hace algo más de una semana cambié mi querida Suzuki Van Van por la BMW G650GS de 2011, buscando algo más de chicha en subidas y adelantamientos. La Van Van quizá sea la moto más bonita del mundo, pero sus 11 cv se quedaban cortos para viajes más o menos largos, para adelantar, para ir con paquete, para subir un puerto... Fue una moto que me enseñó a ir sobre dos ruedas y empezar a disfrutar de este mundo, a veces canalla, siempre divertido. Liada la manta a la cabeza, me hice con la citada BMW y el pasado sábado me curré una ruta de Gijón a Ibias ida y vuelta para rematar los kilómetros que me faltaban para completar el rodaje, sin pisar un solo metro de autopista.

Salió una cosa tal que así:


Ver mapa más grande

Fue una mañana soleada y fresquita, perfecta para andar en moto. La carretera hasta Cangas del Narcea no tiene mucho misterio ni complicación. Buen asfalto, buenas rectas, curvas fáciles y poco tráfico. Por el poco tiempo que tenía no hice parada alguna hasta San Antolín. De haberlo hecho, hubiera sido pa fartucar. Las dos mejores opciones, sin salirse de la carretera, son "Las Mestas", en Oviñana (Belmonte de Miranda) y Pertierra, en Soto de la Barca (Tineo). Buenos menús, buenas cartas y precios bastante económicos. ¡Ojo! Pertierra cierra los sábados pa folgar.

Desde Cangas la carretera se hace mucho más divertida. Elijo el Pozo de las Mujeres Muertas para llegar a San Antolín. Carretera arreglada hace relativamente poco tiempo, con curvas, ancha y pendiente fuerte sólo en los últimos kilómetros. En esta época hay que tener cuidado con las hojas y oricios de los castaños, que van salpicando el asfalto y puede darnos algún susto. También hay que tener en cuenta que los argayos son frecuentes, así que ojito, casi siempre se encuentran piedras sueltas.

En la cima me encuentro con esto:

SAM_0245

Un rebaño inmenso de cabras que subían por el Valledor (por desgracia, recién quemado) con media docena de perros que me miran mal, muy mal. Procuro pasar desapercibido y sigo camino. El descenso, con calma, disfrutando del paisaje.

En San Antolín echo caldo a la burra en lo que ahora ye una gasolinera-chigre-discoteca. Sí, sí, nueva variante. Sobre todo en verano, abre hasta altas horas con pachangueo y decibelios, billar, futbolín y cacharros a 4 euros. Ye pa vivilo.

Subo a Boiro, a ver mi casa, saludo a los vecinos, pruebo el buen embutido que me ofrecen y salgo volando para Gijón de nuevo. Esta vez, por el Connio. Una de esas carreteras infames que de crío te hace echar la papilla en cada curva, que te metía (y mete) miedo cada vez que te cruzabas con alguien, pero que ahora deseas volver a pasarlas, en moto, marcando el ritmo, disfrutando, sintiendo el "clanc" continuo de la caja de cambios y gozando el empuje del motor. La carretera cruza por la Reserva Natural de la Biosfera de Muniellos, el mayor robledal de europa y refugio de osos pardos, rebecos, jabalís, urogallos... A veces hay ocasión de ver animales desde la propia carretera, incluso sobre el asfalto, por eso recomiendo ir despacio, procurando no hacer demasiado ruido, disfrutando del paisaje, que ya quedan pocos así. Cuidado, de nuevo, con las hojas y los oricios, que aquí hay curvas totalmente tapadas. Ojito, también, al mal estado del asfalto en muchos puntos. El invierno no perdona por esta zona, además de ser una carretera en desuso desde que se reabrió el Pozo.

Arriba, foto obligada:

SAM_0252

La vuelta, por la misma carretera que la ida, no tuvo más que comentar, salvo por la salvajada de mosquitos que me tragué. Enormes. Se cogían a puñaos. Tuve que parar dos veces a limpiar un poco la pantalla del casco.

Y nada más, unos 360 kilómetros después solo quedan las ganas de repetir cuanto antes.

Alguna foto más, aquí http://flic.kr/s/aHsjwusMPv

Para ser la primera entrada, creo que ha salido un buen pegote. ¡Un saludín!