lunes, 17 de junio de 2013

Sena, Ancares y Valdeprado

La ruta de hoy nació de una idea de Tino mezclada con el vago conocimiento que tengo de las carreteras y pueblos de la zona en cuestión. La semana pasada la tuvimos que aplazar sine die a causa del mal tiempo, pero Piki la resucitó por sorpresa de un día para otro y no pude negarme, se me hacía el culo gominola sólo de pensarlo. Una pena que Tino no haya podido venir.

Desde Gijón salimos Ángel, Juan, Adolfo y servidor rumbo a Cornellana, donde nos esperaba Lolo (alias "Marqués de Ujo").

En la misma rotonda de Cornellana comenzaron las hostilidades: que si la alemana, que si la japo, que si cagondiós llevo media hora esperando por vosotros, que si vaya guantes que me traes, que si el loro te tiene sorbido el seso...

Se me había encargado guiar al grupo hacia el suroccidente astur, y allá nos fuimos, haciendo la primera parada de avituallamiento en La Regla de Perandones. Lolo y yo salimos a echar un pitu al palco (léase terraza) y comenzamos una agradable conversación con un anciano lugareño que, al ver pasar un par de yeguas camino de la feria de ganao de Cangas, nos informó sobre quién era el amu, las veces que las montaron y un montón de detalles más que no necesitábamos saber, pero nos descojonamos un rato.

Salimos del chigre con una hogaza pan y un bocadillo calamares del tamaño del baúl de la Honda de Ángel, dirección al Pozo de las Mujeres Muertas, que subimos a un ritmo de la leche. Pude comprobar, una vez más, que subo bastante bien, pero sigo siendo un auténtico paquete en las bajadas.


Por estas tierras ya lucía el sol. Dejábamos atrás las nubes y el chaparrón que nos había caído por el camino comenzando a disfrutar la carretera como guajes. En San Antolín confirmé con el gasolinero que las carreteras estaban transitables hasta Balouta, momento en que comenzaban las dudas sobre la capacidad del sherpa: "Roxu, no me jodas eh, aventuras las justas". Hombres de poca fé...

Desde San Antolín empezamos a retorcernos camino de Sena; dieciséis kilómetros de carretera estrecha, muy pendiente, con varias curvas de herradura que acumulan algo de piedra suelta y que tramo a tramo va dejando unas vistas formidables del valle de Ibias. En Sena tuvimos que parar a sacar un OVNI del ojo de Lolo, lo que nos permitió tirar unas fotos y echar unas cuantas risas.


Aunque la comitiva no lo sabía, yo era consciente de que aquí acababa el camino del que estaba seguro y ahora comenzaba la ruta "a palpu". Empezamos a alternar carreteras en perfecto estado con tramos emputecidos y bastante gravilla. Curvas y más curvas entre naturaleza pura hicieron las delicias de la comitiva por las carreteras de Navia de Suarna y Candín, este último ya en León, concejo al que pertenece Balouta. A destacar, poco después de pasar Sena, un parroquiano caminando por medio la carretera, que se giró cachaba en mano, mirada perdida y una amplia sonrisa consistente en dos prominentes incisivos que llegaban hasta la barbilla. Según comenzó a blandir el palo, bien pensé que nos cascaba un hostiazu de la que pasábamos, pero no, sólo pretendía saludarnos.

Llegamos a Balouta con la sensación de haber hecho una ruta hermosa, de premio, muy satisfechos con lo que nos habíamos encontrado hasta el momento. Carreteras muy bonitas que discurren por frondosos bosques, vistas y parajes de película que siguen guardando en su aislamiento el mismo aroma de la vida y las costumbres de hace cien años. Y en Balouta hay dos cosas: un puñao de pallozas y un chigre. El que quiera ver pallozas, puede verlas, por ejemplo, en el blog El Lejano Oeste. Y en el chigre paramos nosotros, lógico. Y qué mejor que en un chigre tomar un vasu vino y calentar la boca. Estaba claro, nos pusimos a despotricar. No dejamos a uno con cabeza: políticos, sindicaleros, boborolos, fachas, perroflautas, trompeteros, los sobres del PP, los banqueros, los ministros... un traje para todo el mundo. Piki ya taba encendíu. Lolo lo azuzaba. Juan le llevaba la contraria. Se encendía un poco más. Ángel quería poner cordura. El chigreru quería ponernos otro vino. Y yo, que toy medio sordu, me enteraba de poco y se me vinieron a la mente unos versos del gran Miguel Hernández que leí hace tiempo:


Retretes de elegancia, cagan correctamente: 
hijos de puta ansiosos de politiquerías, 
publicidad y bombo, se corrigen la frente 
y preparan el gesto de las fotografías.


- ¡Chigreru! ¡Una tabla de embutidos!

Liquidado el tentempié, continuamos disfrutando del día motero y de las carreteras de la zona. Atacamos la subida al puerto de Ancares, cuya cima es un espectáculo.


Foto robada del Facebook de Lolo
Cuatro magníficos en Ancares

El cansancio, y el calor ya empezaban a azotarnos camino de Fabero, donde el termómetro marcaba 31 grados. Eran las cinco de la tarde. Un cigarrín a la sombra y nos dirigimos hacia el puerto de Valdeprado, carretera privada de la mina que te teletransporta a Cerredo en un periquete. Tuvimos que lamentar un pequeño percance cuya única víctima fue la llanta delantera de la moto de Lolo, que se comió un cráter con patatas.


Continuamos viaje a Villablino, donde se hizo un nuevo control de daños de la rueda y se pudo continuar sin contratiempos. Decidimos ir por la comarca de Omaña en busca de Pajares. Una parada a la sombra sirvió para echar otro pitu, comer medio bocadillo calamares y despedirnos, pues el grupo ya se separaba entre los que iban directos pa casa y los que íbamos a parar de nuevo en Pajares a echar otro par de pitos.

Sin más novedad, todos llegamos sanos a casa, creo que con ganas de repetir de nuevo por esas carreteras. Yo con estos cuatro repito cuando haga falta. Todo perfecto, la compañía, el día, la El resumen del día que lo haga Adolfo que lo sabe de carrerilla.

El que quiera repetir la misma ruta, desde San Antolín a Cerredo es esta http://goo.gl/maps/NofQo

¡Que vos preste!