Febrero está siendo muy productivo en lo que a jornadas moteras se refiere. Aprovechando que era festivo en Gijón, conseguí engañar a Patri para rodar un poco, así que nos disfrazamos de moteros malotes. La excusa era comer en algún concejo que ella no conociera y estuviese relativamente cerca. Buscando por Google localicé el restaurante El Llagarón, en Belmonte de Miranda, y para allí nos fuimos.
La carretera es de sobra conocida, sin nada reseñable salvo la agitación de mi pasajera cada vez que la aguja sobrepasaba la raya de 80; llega un punto en el que no te hago caso, cari, tómatelo con calma que no pasa nada.
Comimos de lujo. Un entrante para untar de queso de cabra con paté de cecina y mermelada de pimientos. No soporto el queso, pero lo otro estaba de rebañar el plato. Seguimos con carne roxa de la zona. Exquisito mi entrecot y los escalopines de ella, al cabrales (puntualización de Patri: nun ye cabrales sino peñasanta con nata). Detrás, frixuelos muy ricos, pero los de mi madre siguen siendo los mejores. Coronamos con un café y un cigarrín en la terraza del chigre, disfrutando del espléndido sol que nos acompañó durante todo el día.
Río Pigüeña a su paso por Belmonte, delante del restaurante
Como era temprano, seguimos camino de Pola Somiedo y por el camino se me cruzó el cable y me puse a subir San Lorenzo. Bendita ocurrencia. La carretera, de por sí, es una maravilla, pero la nieve de la cima elevó la diversión a la enésima potencia.
Tras media hora enredando con la nieve y haciendo fotos a retorcer, bajamos hacia San Martín de Teverga, esquivando un sacu de argayos, para tomar un café en Aladino, conocida y autodenominada casa del cabritu.
Carretera estupenda hasta Oviedo, donde empalmamos con la anodina autopista hacia Gijón, pues el frío ya se echaba encima y al paquete ya se le hacía largo el día.
Primer paseo largo con pasajero de la gesita, que se comportó como una campeona respondiendo sobradamente en todas las situaciones a pesar de llevar ciento y pico kilos al llombu. Una pasada de día.
¡Que vos preste!
La compañera en playeros¡¡¡¡ qué frío¡¡¡¡ Menudo aguante .. Le tienes que hacer un monumento ;)
ResponderEliminarV´ss
La culpa es suya, que no quiere poner botas!!
EliminarCuanto daño me hacen estos reportajes jejeje ;)
ResponderEliminarBuena pinta el día, sí señor.
Ya te llevaré un día, tontín :)
EliminarMuy buen reportaje y buenas fotos Roxu.
ResponderEliminarComo dice Slow, la Sra. se te va a poner de baja cualquier día. Hay que ponerle las botas: Por seguridad.
Ayss Fores... Conseguí ponerle guantes y chaqueta con protecciones. Incluso empieza a tolerar el casco... Poco a poco.
EliminarBueno bueno, ya vamos consiguiendo cosas. Ninguno estamos libre de caida. Tiene que concienciarse.
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